viernes, 3 de mayo de 2013

Serieando

No estoy tan segura de que esta adicción a las series sea algo tan de adultos. Me veo como cuando era pequeña y esperaba con ansia el próximo capítulo de “Campeones”, me despegaba rezongando del televisor por no terminar de ver “Los Caballeros del Zodiaco” o me maravillaba con la enésima reposición de “Verano azul”.

Ahora, sin embargo, salto en el sofá de mi casa al acabar el capítulo de turno de “House of cards”; protesto por el sinsentido de rodar los últimos ocho capítulos de “Breaking bad” ¡en agosto! (quedando en mi retina esa última escena en el váter, monumental); y me indigno cuando creía que a “Mad Men” le quedaba solo una temporada ¡y le quedan por lo menos dos!

“Fringe” no sale en español y el señor M. se niega a verla subtitulada. Misma situación para “The good wife”. “The walking dead” me ha dejado con varios interrogantes en la cabeza y aunque todas las críticas son buenas, yo creo que hablan demasiado y se montan unos discursos a lo patriótico de no te menees, aunque si yo me viera en esa situación, quizá también haría lo mismo para no volverme loca. El último capítulo de “Homeland” me dejó al borde del precipicio, debo confesar que todos y cada uno de los capítulos de esta temporada me hicieron saltar del sofá como lo está haciendo ahora “House of cards”. O quizás es que yo soy demasiado fácil de sorprender.

“Girls” me dejó indiferente y después de una primera temporada prometedora, dejé de verla a las primeras de cambio en la segunda temporada. No me gustó cómo Hannah trata a Adam y eso fastidió mis expectativas. “The Big Bang Theory” y “Modern Family”, nuestras dos series de “vamos a ver algo ligerito” que acompañan nuestros almuerzos cuando el pequeño personaje no nos deja prestar mucha atención ni a la tele ni a la comida. “Juego de tronos”, esperando que esté completa, ¡no aguanto esperar una semana entera a que salga una nueva dosis! ¿Por qué no inventan un nuevo sistema para hacer las series más rápidamente? Patidifusa con el primer capítulo de “Black Mirror”, ya no podré mirar nunca más a un cerdo a la cara.

“Shameless”, versión británica, un original hallazgo. “Downton Abbey”, porque el culebrón bien hecho merece la pena verlo. Por eso también estamos abonados a “Gran Reserva”. Somos fanes de Vicente Cortázar, aunque creemos, el señor M. y yo, que abusan demasiado de aquello de escuchar detrás de una puerta/a la vuelta de la esquina.

Volví a la adolescencia viendo “Crónicas vampíricas”, no estoy orgullosa de decir que la veo, pero es la verdad. Sin embargo, ya me estoy cansando de tanto pacto traicionado y nuevos pactos que saben que no van a cumplir. Cansinos. Creo que voy a tener que poner en práctica lo que hace tiempo hago con los libros: si llego un punto en que leer un libro me supone un suplicio, ¿por qué seguir haciéndolo? Se supone que lo hago por placer. Ya no tengo remordimientos de conciencia cuando los dejo a medias (en el mejor de los casos) o simplemente empezados. Pues con las series, igual, mi tiempo es demasiado precioso para emplearlo en ver algo que no me gusta, puedo leer lo que les acontece a los personajes por Internet.

Horatio Caine dejó un profundo vacío en nuestras vidas. Hemos sido seguidores incondicionales de "CSI Miami" y "CSI Las Vegas", las demás franquicias no nos han llegado. Y si bien para el señor M. Horatio era su crack, a mí me gustaba Grissom y más aún el que está ahora, Ted Danson haciendo de D.B. Russell.

Yo, que tengo una cultura de serie española muy pronunciada, empezando por “Médico de familia” que en casa vimos entera; “Celia”, otra reminiscencia de la infancia y de la que guardo un grato recuerdo y “Los Serrano”, de la que he visto más temporadas de las que me gustaría; añado a mi lista, por ejemplo, “Familia”. Son muchos los fallos que le vi, en todos los sentidos, pero me gustó y como duran tanto los capítulos, me da para almorzar (cosa que hago sola antes de ir a por el pequeño personaje a la guardería) y tener una pequeña sobremesa entretenida. Con “Cuéntame” he tenido una relación de amor-odio. La empecé a ver, seguí varias temporadas, me perdí otras tantas, y desde la temporada anterior la he vuelto a recuperar. Siempre está ahí y se agradece.

Y anhelo la vuelta de “Los misterios de Laura”. Creo que hay nueva temporada pero como TVE está tan reticente a estrenar, pues sufrimos sus retrasos. La última temporada me acompañó en la lactancia del pequeño personaje y de eso van a hacer ya dos años. El señor M. y yo, movidos por la serie histórica “Los Tudor”, celebramos el estreno de “Isabel” y no podremos sumar audiencia viendo su siguiente temporada (que espero que tenga) porque no tenemos aparatito que nos controle.

Me dejo muchas en el tintero, ahora que lo pienso, demasiadas, daría para otro post (que haré). Muchas series las vemos juntos, el señor M. y yo; otras, solo yo, como “Llama a la comadrona”, “Crónicas vampíricas” o “Entre fantasmas” (por cierto, la versión española no me ha atraído nada, todo parece chapucero); otras, solo él, como “Deadwood”. En fin, la lista se alargaría con “Hermanos de sangre”, “Sherlock”, “The Hatfields and McCoys”

No sé en qué momento cambió nuestro modo de ver televisión, ahora entiendo a una chica con la que trabajé y que, cuando se casó, no se compró una. Yo tampoco la necesitaría, con tener un ordenador me bastaría. Veo lo que quiero cuando quiero y puedo jurar que Clan es el canal de televisión más visto en mi casa, lo tengo de fondo la mayor parte del tiempo: me he hecho fan incondicional de Bob Esponja y creo que “Jelly Jamm” son unos dibujos fantásticos. Dora la exploradora me pone nerviosa con sus preguntas esperando respuesta y no soporto a Pepa Pig, aunque al pequeño personaje le fascina.

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