jueves, 18 de abril de 2013

Cosas de madre 4: Sigue siendo una pasada ser madre

"Sigue siendo una pasada ser madre". Ayer, en una conversación con una amiga, salió esta frase. Puede ser difícil de encajar si vemos el contexto: Feria de Sevilla, ella con su niña de 15 meses en el regazo; yo, con el mío colocado en casa de mi suegra. Todo tiene una explicación: las presentaciones el día anterior entre Feria y Guille no fueron como esperábamos, quizás el único momento en que el niño dejó de berrear fue cuando se montó en un bufalito en uno de los tiovivos de la Calle del Infierno, aunque yo no daba un duro por que durase una vuelta entera.

Y es que en estos momentos de crisis que me han devuelto a los orígenes tradicionales de la sociedad (a saber, me he vuelto una pseudoama de casa, es decir, una ama de casa pero sin tenerlo todo en un punto porque no sé cómo hacerlo), la hora de salida de la guarde se vuelve un momento emocionante en mi vida. Y todo ello a pesar de que la papitis aguda que está viviendo mi pequeño esta última semana me podría estar empujando a una desnaturalización como madre de esas que veo por la red todos los días y con las que, ojo, me río mucho. Pero no, de momento sigo siendo una madre abnegada que no puede creerse aún que lo sea, a pesar de que mi prodigio está a punto de cumplir los dos años y ya he tenido tiempo suficiente para asimilarlo.

De forma teatral y sentimentaloide yo suelo decir que el amor hacia un hijo es otra dimensión. La dimensión desconocida del amor, aunque a veces te cueste materializarlo en el día a día cuando tienes que lidiar con un personaje de menos de un metro que se tira al suelo en pleno mercado municipal y gritando como si le hubieses dado un cate gordo (algo que se pasa por la cabeza más veces de las que estás dispuesta a admitir).

Y es que me chiflan sus manos regordetas cogiendo lápices de su estuche; me chifla su sonrisa que ilumina la habitación; me chifla su forma de correr, todo desmadejado (apunte mental: apuntarlo a un deporte en cuanto tenga edad para que aprenda a coordinar extremidades, que va a ser un chavalón grande); me chifla su parloteo constante (cuando por fin lo entienda, me chiflará aún más). Me chifla él.

8 comentarios:

  1. Cómo te entiendo, hoy, dando un paseo con mi bebé, iba pensando lo mismo: qué afortunada soy!

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    1. Si no supiera que detrás de este comentario está mi señor M., pensaría que tengo un admirador secreto, jajaja. Tú también me chiflas!

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  3. La feria es uno de los momentos sacrificados que tiene el ser madre, pero todo pasa, vendrán más ferias para disfrutarlas.

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  4. jajajja.. me ha encantado el comentario del señor M. y que os chifleis!! que pasada!! eso esta guay!! estáis todos chifaldos!!

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    1. ¡Eso pienso yo a veces, Pumi, que estamos toooodos chiflados! jajajaja...

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